HACIA UN SISTEMA MONETARIO POSTCAPITALISTA (segunda parte)

  

La Convergencia Posible Entre Cadena de Bloques, Dinero Oxidable y Democracia Económica


El sistema monetario actual es una arquitectura de dominación. El capitalismo financiero ha convertido el dinero en un instrumento de dependencia tan perfecto que su mecanismo de opresión resulta casi invisible. Los bancos privados crean dinero de la nada mediante préstamos con interés, generando deuda perpetua, desigualdad estructural y ciclos de crisis. Son alquimistas modernos, crean valor de la nada a través del sistema de reserva fraccionaria, transformando deuda en dinero y dinero en poder. Este esquema perverso, donde el 97% del circulante nace como deuda con interés, condena a sociedades enteras a la servidumbre financiera. Frente a este modelo extractivo, emergen alternativas radicales que combinan tecnologías descentralizadas con teorías monetarias silenciadas. Un sistema integral de dinero físico y digital con vencimiento programado, gestionando por una Organización Autónoma Descentralizada (DAO) y respaldado en bienes reales podría ser la semilla de una economía postcapitalista centrada en la vida y no en la acumulación.

El punto de partida es reconocer que el dinero no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio para facilitar el intercambio de bienes y servicios. El dinero oxidable de Silvio Gesell -esa herejía económica marginada por el mainstream académico- resurge hoy con una potencia inédita gracias a la convergencia entre tecnologías descentralizadas y nuevas formas de organización comunitaria. Silvio Gesell, economista heterodoxo de principios del siglo XX, ya proponía el "dinero oxidable": una moneda que pierde valor con el tiempo para evitar su acaparamiento y forzar su circulación. Experimentos como el de Wörgl en 1932 demostraron su eficacia al implementar billetes con sellos mensuales que degradaban su valor, el pueblo austriaco revirtió el desempleo y reactivó su economía local. Hoy, las tecnologías blockchain y las DAOs permitirían llevar esta idea a escala global, superando las limitaciones del papel moneda. La clave está en comprender que la oxidación no es un defecto, sino la característica fundamental de un dinero verdaderamente democrático.

Imaginemos una moneda llamada Pe$ol, emitida por una red P2P y respaldada al 100% por una canasta de bienes esenciales —granos, energía renovable, horas de trabajo— custodiados por cooperativas locales. El Pe$ol existiría en dos formatos complementarios, digital (tokens en una blockchain pública) y físico (billetes bajo una autoridad monetaria ciudadana). Ambos tendrían un mecanismo de oxidación programada, una pérdida mensual de un porsentaje de su valor, ejecutada automáticamente por smart contracts en el caso digital, y mediante marcas que se devalúan o desvanecen con el tiempo en los billetes. Los fondos "quemados" por este proceso no desaparecerían, sino que se redirigirían a un fondo comunitario gestionado por una DAO, donde los ciudadanos poseedores de tokens votarían su redistribución en proyectos de bien común como huertos urbanos, clínicas populares o infraestructura energética.

La gestion de este sistema sería híbrida, combinando la eficiencia algorítmica de las DAOs con la deliberación humana en asambleas locales. Mientras la blockchain garantizaría transparencia en la emisión y trazabilidad de las transacciones, los nodos presenciales —mercados, bibliotecas públicas, centros culturales o cooperativas— validarían el respaldo tangible de la moneda y ajustarían las reglas a necesidades concretas además de mantener el vínculo social que toda moneda auténtica debe cultivar. La oxidación física actúa así como recordatorio tangible de que el dinero es un bien común, no un fetiche sagrado. Este modelo desmontaría el poder de la banca privada en dos fases. Primero, al eliminar su capacidad de crear dinero de la nada como soberanía monetaria; después, al distribuir el control entre comunidades como democracia económica. La adopción, por su parte, dependería de demostrar que el sistema beneficia a la mayoría, si los trabajadores ven que su moneda paga salarios estables y financia sus propias escuelas y hospitales, la lealtad al modelo crecería orgánicamente.

El respaldo de este sistema doble no seguiría la ilusión del patrón oro, sino algo más concreto y vital, una canasta de bienes y servicios esenciales calculada mediante algoritmos de inteligencia colectiva. Cada Pe$ol equivaldría a determinada cantidad de energía limpia, alimentos básicos y horas de trabajo calificado, estableciendo así un puente directo entre el mundo financiero y la economía real. Las propias cooperativas productoras adminitrarian estos bienes-respaldo, creando un circuito virtuoso donde la emisión monetaria sigue a la producción concreta, no a la especulación abstracta.

Este no es un sueño utópico, sino una posibilidad técnica ya viable. Las herramientas existen desde contratos inteligentes en Ethereum hasta impresoras de billetes comunitarios. Lo que falta es voluntad política y coordinación. Pero en un mundo de crisis climática y colapso financiero, alternativas como el Pe$ol podrían ser no solo deseables, sino necesarias. La pregunta no es si un sistema así es perfecto, sino si es menos violento que el actual. Y la respuesta salta a la vista, cualquier modelo que quite el dinero de las manos de los bancos y lo ponga en las de la gente, será un paso hacia la liberación económica. El dinero oxidable, en su doble versión física y digital, no es solo una reforma monetaria, es un acto de sabotaje contra el capitalismo financiero. Y el momento de ensayarlo es ahora.

La gestión de este ecosistema sería un experimento en democracia económica radical. Las DAOs manejarían los parámetros técnicos -tasas de oxidación, emisión- mediante votaciones ponderadas por participación en el sistema, mientras que asambleas locales regularían la adaptación a necesidades comunitarias específicas. Esta arquitectura bifronte evitaría tanto la tiranía de la tecnocracia algorítmica como los vicios del asambleísmo burocrático.

Las objeciones son previsibles: ¿No llevaría la oxidación a una carrera por deshacerse del dinero? Precisamente ese es el punto. En un sistema donde el dinero pierde valor, la verdadera riqueza se desplaza hacia los bienes y capacidades reales. ¿No sería vulnerable a ataques especulativos? La combinación de oxidación acelerada y respaldo tangible lo haría menos vulnerable que las actuales monedas fiduciarias. ¿Cómo evitar la dualidad con otros sistemas monetarios? Mediante contratos inteligentes que graven progresivamente las conversiones a otras monedas, favoreciendo la permanencia en el circuito interno.

Se trata de responder una pregunta fundamental: ¿queremos un dinero que sirva para acumular poder o un dinero que sirva para circular vida? La elección no es técnica, sino profundamente política. 

Es posible diseñar un sistema monetario 100% respaldado en bienes y servicios reales. Cómo formato electrónico por cadena de bloques y DAOs para transacciones digitales, en formato físico en billetes con vencimiento ambos. Cómo se llevaría a la practica este sistema:


Estructura Básica del Sistema


Emisión y respaldo vinculada a una canasta de bienes y servicios por ejemplo: 1 unidad = X kg de alimentos + Y kWh de energía + Z horas de trabajo.

Un fondo comunitario DAO custodia reservas sea de granos, metales, energía para evitar inflación.

El circulante 50% electrónico como tokens en cadena de bloques, usados en apps P2P y 50% físico en billetes.


Base Tecnológica. Blockchain y Smart Contracts


Cadena de bloques pública y resistente a la censura como Ethereum, Polygon, Solana.

Smart contracts autoejecutables que gestionen emisión y quema automática de tokens, aplicación de una "tasa de oxidación" o pérdida gradual de valor.


Mecanismo de Oxidación y Vencimiento Previo


Fee de caducidad cada mes, los saldos en la criptomoneda pierden un % fijo.

Un contrato en Ethereum que reste un % mensual de todas las wallets y envíe ese % a un fondo comunitario DAO. Tokens con fecha de expiración como los "certificados de trabajo" de Wörgl de 1932, pero en formato NFT.

En digital los tokens pierden valor automáticamente vía smart contracts por ejemplo 5% semanal. Los fondos "quemados" se reinvierten en bienes comunitarios votado por DAO.

En físico los billetes tienen fechas de caducidad o podrían ser marcas térmicas que se degradan. Para renovarlos, hay que validarlos en un nodo comunitario, pagando una pequeña tasa de diferencia en especie.


Gestión Híbrida del DAO (Organización Autónoma Descentralizada) y Asambleas Locales


DAO en cadena de bloques decide políticas macro como tasa de oxidación, emisión. Asambleas presenciales que gestionan el circulante físico y ajustes locales.

La comunidad decide, cada ciudadano posee un token lo que le da voto en la tasa de oxidación % mensual, el destino de los fondos quemados en inversión pública.

Token ciudadano como poder económico de voto. Fondos mancomunados, los tokens "quemados" por oxidación se redistribuyen vía propuestas DAO.

Por ejemplo un Pe$ol = 1 kg de maíz + 5 kWh solar + 1 hora de trabajo agrícola.

Emisión inicial en 10,000 unidades como 5,000 digitales y 5,000 físicas.


Economía P2P. Uso en Transacciones Directas sin Bancos ni Intermediarios. 


La oxidación evita el acaparamiento, como en Wörgl, donde la moneda perdía valor si no se usaba. Préstamos P2P sin intereses, solo fee de oxidación. Stablecoins indexadas a canastas de bienes.

Un Pe$ol en Argentum (plataforma blockchain). Oxidación de 5% semanal como quemado automático. Gestión del 50% de los fondos quemados, el otro 50% se destruye.

Un municipio lo adopta para pagar salarios, incentivando el gasto local. Una cooperativa agrícola la usa para comercio justo P2P.



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