El sistema monetario actual, basado en el dinero fiduciario y la deuda, ha demostrado ser vulnerable a la inflación, la especulación y las crisis financieras. Frente a estos desafíos, se propone un nuevo modelo económico que reemplace la acumulación improductiva de riqueza por una moneda con vencimiento y oxidación, respaldada por una canasta básica de productos y servicios, y complementada con Certificados de Producción (CP) emitidos por empresas, particulares y asociaciones. Este ensayo explora los fundamentos, mecanismos y beneficios de este sistema, que busca vincular el valor del dinero a la economía real.
Moneda con Vencimiento y Oxidación
La piedra angular del sistema es una moneda con vencimiento y oxidación, diseñada para cumplir tres funciones clave: creación, circulación y destrucción. A diferencia del dinero usurario, que puede acumularse indefinidamente, esta moneda pierde valor con el tiempo (oxidación) y debe renovarse periódicamente (vencimiento). Por lo que no sirve para enriquecerse. Esto evita la acumulación improductiva de riqueza y fomenta su circulación, dinamizando la economía y reduciendo el autoritarismo monetario.
El respaldo de esta moneda no sería el oro, la plata o las divisas usurarias, sino una canasta básica de productos y servicios que refleje las necesidades reales de la sociedad. Esta canasta incluiría bienes esenciales (alimentos, energía, medicamentos) y servicios estratégicos (transporte, educación, salud), asegurando que el valor del dinero esté siempre vinculado a la economía real. Esto permite que tanto organismos públicos como privados se manejen por CP corriendo riesgo de pagar la diferencia como multa por emitir de más, es decir el CP permite ser competente y precavidos.
Certificados de Producción (CP): El Motor del Sistema
Los Certificados de Producción (CP) son el mecanismo que permite vincular la emisión de moneda a la producción real de bienes y servicios. Estos certificados son emitidos por organismos, empresas, particulares independientes y asociaciones empresariales, y representan la cantidad y calidad de lo producido en un período determinado (por ejemplo, seis meses).
Así como cada empresa, mutual o particular emite una solo vale que resume varios vales los cuales se crean, circulan y se destruyen una vez rescatados de sus clientes. De esta forma se evita que el consumidor tenga más de diez billeteras de distintos vales.
¿Cómo funcionarían los CP?
Un particular independiente (por ejemplo, un agricultor, un artesano o un profesional autónomo) o una asociación empresarial (por ejemplo, una cooperativa de productores) emite CP basados en su producción real durante un período determinado (digamos seis meses). Por ejemplo, un agricultor que produce 100 toneladas de trigo emite CP por ese valor. Al aportar con determinada cantidad logra una bonificación y descuento en su mismo rama de la economía a modo de contraprestación. Del mismo modo una cooperativa de artesanos que produce 1,000 piezas de cerámica en seis meses podría emitir CP por ese valor y recibir bonificaciones o descuentos en la compra de materias primas así como en algunas otras ramas ligadas de la economía. Por ejemplo, un agricultor que emite CP podría obtener descuentos en maquinaria agrícola, fertilizantes o transporte, mientras que un artesano podría acceder a descuentos en determinados materiales o servicios. Estos incentivos no solo fomentarían la participación en el sistema, sino que también dinamizarían la economía local y fortalecerían las cadenas de producción.
La validación y registro de los CP son presentados a un banco gremial o una mutual, que los valida y registra como garantía. Este informa a la Autoridad Monetaria Ciudadana y el proceso asegura que los certificados estén respaldados por producción real en un sistema centralizado o descentralizado por ejemplo, utilizando blockchain para mayor transparencia.
La emisión de CP no estaría limitada a grandes empresas. Un particular independiente, como un artesano o un profesional autónomo, o una asociación de productores, como una cooperativa agrícola, también podrían emitir CP basados en su producción. Esto ampliaría la base del sistema y fomentaría la inclusión económica. Algunos CP podrían ser utilizados como medio de intercambio entre diferentes ramas de la economía. Por ejemplo, una mutual de alimentos podría intercambiar sus CP con una mutual de envases, y ambos obtendrían beneficios fiscales o descuentos en sus respectivas áreas. Del mismo modo respecto al rubro salud, seguridad, educación y cultura. Según el rubro varía la bonificación.
Su destrucción y renovación una vez que se alcanza la cantidad producida y se verifica su cumplimiento, los CP son destruidos y reemplazados por nuevos certificados basados en la producción actual. Este ciclo de renovación garantiza que el sistema se mantenga dinámico y ajustado a la realidad económica.
Autoridad Monetaria Ciudadana: Independencia y Transparencia
Un elemento clave del sistema es la Autoridad Monetaria Ciudadana (AMC), una entidad independiente de los bancos y del gobierno, encargada de crear la moneda y monitorear su circulación. La AMC tiene tres funciones principales.
La AMC emite moneda respaldada por los CP y la canasta básica de productos y servicios, asegurando que la cantidad de dinero en circulación esté siempre vinculada a la producción real.
La AMC supervisa la circulación de la moneda y los CP, garantizando que no haya sobre emisión ni fraude. Establece los vencimientos y el porcentaje de oxidación. Utiliza tecnologías como blockchain en caso de electrónico para rastrear las transacciones y mantener la transparencia del sistema.
La AMC ajusta la emisión de moneda en función de indicadores económicos clave, como el PBN, la inflación y el desempleo, para mantener la estabilidad del sistema. Por ejemplo, si el PBN (producto nacional bruto) de un año fue de 40 mil millones, esa sería la cantidad de moneda a emitir el año siguiente, respaldada por los CP emitidos por empresas y particulares.
La independencia de la AMC es crucial para evitar la manipulación política o financiera del sistema monetario. Sus decisiones se basan en datos objetivos y en la participación ciudadana, asegurando que el sistema sea justo y equitativo.
Beneficios del Sistema
Al respaldar la moneda con una canasta básica y los CP con producción real, se asegura que el valor del dinero esté siempre conectado a la economía tangible, reduciendo el riesgo de inflación y burbujas financieras.
Los CP permiten que todos los actores económicos, desde grandes empresas hasta pequeños productores y autónomos, participen en el sistema y se beneficien de él. Esto democratiza el acceso a los recursos y fomenta la economía colaborativa.
La oxidación de la moneda y la destrucción periódica de los CP evitan la acumulación improductiva de riqueza y limitan la capacidad de los actores financieros de especular con el dinero.
Los emisores de CP tienen un incentivo claro para aumentar su producción, ya que esto les permite emitir más certificados y acceder a beneficios como bonificaciones fiscales o descuentos en bienes y servicios.
La emisión de moneda basada en el PBN y la producción real asegura un equilibrio entre la oferta monetaria y la capacidad productiva, evitando desequilibrios como la inflación o la deflación.
La AMC, al ser independiente y basarse en datos objetivos, garantiza la transparencia del sistema y fomenta la participación ciudadana en la toma de decisiones monetarias.
Cómo dicha moneda y CP tienen vencimiento y oxidación no sirven para ahorrarse ni para acumularse. Esto incentiva la inversión en activos fijos que no se oxida y que aumenta siempre y cuando se compre, es decir sin intereses.
El Caso de la Cooperativa de Artesanos Como Ejemplo Práctico
Imaginemos una cooperativa de artesanos que produce 1,000 piezas de cerámica en seis meses. Esta cooperativa emite Certificados de Producción (CP) por un valor equivalente a su producción. Los CP son validados por el banco del gremio y registrados en el sistema. A cambio, la cooperativa recibe una bonificación fiscal del 5% y un descuento del 10% en la compra de arcilla y pinturas.
Los CP emitidos por la cooperativa respaldan la emisión de moneda, contribuyendo al sistema monetario. La moneda, con un vencimiento de seis meses, circula en la economía, incentivando el consumo y la inversión. Cuando la moneda retorna a las entidades financieras, los CP son destruidos y reemplazados por nuevos certificados basados en la producción actual. Este ciclo se renueva cada seis meses, asegurando que el dinero esté siempre vinculado a la economía real.
Ciclo de Renovación y Colaboración
1. Las empresas y particulares emiten CP basados en su producción.
2. Los CP son validados y registrados por bancos gremiales o mutuales.
3. La Autoridad Monetaria Ciudadana (AMC) emite moneda respaldada por los CP y la canasta básica.
4. La moneda circula en la economía, cumpliendo su función de medio de intercambio.
5. Al final del ciclo (por ejemplo, seis meses), los CP son destruidos y reemplazados por nuevos certificados, y la moneda es renovada. Es decir el CP como garantía adeudada se liquida y la moneda se autofinancia por si misma.
Este ciclo no solo asegura la estabilidad del sistema, sino que también fomenta la colaboración entre sectores económicos. Por ejemplo, un agricultor que emite CP puede intercambiarlos con una empresa de embasado, y ambos obtienen descuentos en sus respectivas áreas.
Certificados de Producción (CP) como Herramienta de Contribución y Contraprestación
Un Sistema de Contribución y Beneficio Integral
El sistema de Certificados de Producción (CP) no solo serviría como respaldo para la emisión de moneda, sino también como un mecanismo de contribución anticipada que permite a empresas, particulares y asociaciones acceder a contraprestaciones en áreas clave como salud, educación, proveeduría y seguridad privada. Este enfoque integral transformaría los CP en una herramienta multifuncional, vinculando la producción económica con el bienestar social y el desarrollo comunitario. Además, el sistema incluiría un mecanismo de ajuste que garantice el equilibrio entre la producción real y los CP emitidos, asegurando que los contribuyentes reciban un trato justo y transparente.
Contribución Anticipada y Contraprestación. Un Círculo Virtuoso
Los Certificados de Producción (CP) representan la producción real de bienes y servicios, pero también funcionan como una contribución anticipada al sistema económico. Al presentar estos certificados en una mutual, gremio o asociación, los emisores pueden acceder a una serie de contraprestaciones que mejoran su calidad de vida y fortalecen su capacidad productiva.
Acceso a servicios médicos, medicamentos y programas de prevención en clínicas o centros de salud asociados al gremio o mutual.
Cursos de capacitación, becas para estudios técnicos o universitarios, y acceso a materiales educativos.
Descuentos en la compra de insumos, materias primas o herramientas necesarias para la producción.
Servicios de vigilancia o seguros para proteger instalaciones, equipos y personal.
Un agricultor que emite CP por su producción de trigo podría recibir atención médica con bonificación en una clínica asociada a su gremio, descuentos en la compra de fertilizantes y semillas, y acceso a cursos sobre técnicas agrícolas sostenibles.
El Caso de una Cooperativa Agrícola
Imaginemos una cooperativa agrícola que produce maíz y emite Certificados de Producción (CP) basados en su producción estimada. Al final del ciclo de seis meses, la cooperativa presenta sus CP a la mutual o gremio correspondiente y accede a las siguientes contraprestaciones:
Los miembros de la cooperativa reciben atención médica accesible en una clínica asociada al gremio agrícola.
La cooperativa obtiene becas para que sus miembros participen en cursos sobre agricultura sostenible y manejo de recursos hídricos.
La cooperativa recibe descuentos del 15% en la compra de semillas y fertilizantes.
Se instala un sistema de vigilancia en las instalaciones de la cooperativa para proteger sus cultivos y equipos.
Al final del ciclo, se realiza una auditoría para comparar los CP emitidos con la producción real. Si la cooperativa produjo más de lo estimado, recibe un pago por el sobrante. Si produjo menos, debe abonar el faltante. Este mecanismo garantiza que el sistema sea justo y transparente.
Equilibrio y Ajuste entre Producción y CP
El sistema de CP incluiría un mecanismo de ajuste que garantice que la cantidad de CP emitidos esté siempre alineada con la producción real.
Si el monto de CP presentado es mayor a la producción real el emisor debe abonar el faltante en moneda corriente o mediante la entrega de bienes equivalentes. Esto evita que se emitan CP sin respaldo real y mantiene la integridad del sistema.
Si el monto de CP presentado es menor a la producción real el emisor recibe un pago por el sobrante, lo que incentiva a maximizar la producción y garantiza que se reconozca todo el valor generado.
Inclusión, Transparencia y Dinamismo Económico
Al permitir que particulares, pequeñas empresas y asociaciones emitan CP, el sistema fomenta la participación de actores económicos siempre excluidos.
El mecanismo de ajuste y la validación de CP por parte de gremios o mutuales garantizan que el sistema sea transparente y confiable.
Las contraprestaciones en salud, educación, proveeduría y seguridad mejoran la capacidad productiva de los emisores de CP, lo que a su vez dinamiza la economía.
Al vincular los CP a la producción real y ajustar su valor periódicamente, el sistema evita desequilibrios económicos como la inflación o la deflación.
Un Sistema Integral para el Bienestar y la Producción
El sistema de Certificados de Producción (CP), combinado con un mecanismo de ajuste y contraprestaciones en áreas clave, representa un modelo integral que vincula la producción económica con el bienestar social. Al permitir que empresas, particulares y asociaciones contribuyan al sistema y reciban beneficios concretos, este modelo fomenta la inclusión, la transparencia y el dinamismo económico. Además, el mecanismo de ajuste garantiza que el sistema sea justo y equilibrado, evitando abusos y asegurando que el valor generado sea reconocido y retribuido adecuadamente. En definitiva, este sistema no solo transformaría la economía, sino que también sentaría las bases para una sociedad más justa y sostenible.
Entendiendo que dejamos los patrones de divisas y metales para tomar como reserva de valor una canasta básica de bienes y servicios, al dejar de entrar dólares, los ahorristas reclamarían dólares al Estado. Para resolver esto, el Estado podría emitir una especie de títulos cuyo valor corresponda a la producción nacional en dólares, permitiendo que los ahorristas los vendan a determinados países o empresas extranjeras y así recuperen los dólares. Dichos compradores de los títulos, a su vez, adquirirían producción local por el mismo valor.
Sin embargo, queda en el aire la pregunta: ¿Qué ganancia tendrían los productores locales? Aquí es donde entra el rol del Estado. Este emitiría títulos respaldados por Activos Productivos, es decir, activos cuyo valor corresponde a la misma cantidad de producción, pero expresados en acciones de la canasta básica, ya sean bienes o servicios. Estos activos no serían oxidables (no perderían valor con el tiempo) ni generarían intereses, pero sí tendrían un vencimiento a cinco años, ya que deben ajustarse a los bienes y servicios Activos (en actividad) del mercado, dependiendo de los Certificados de Producción (CP) y el PBN.
Estos títulos funcionarían como una forma de ahorro, permitiendo a los ahorristas mantener su valor sin depender de divisas extranjeras, mientras que los compradores extranjeros obtendrían acceso a la producción local. De esta manera, se crea un ciclo virtuoso donde el Estado actúa como intermediario, garantizando que tanto los ahorristas como los productores locales se beneficien del sistema.
Otra pregunta que quedaría pendiente es: ¿Cómo se realizaría el intercambio con otros países para exportar e importar? A través de Pagarés Convertibles, los cuales tendrían un vencimiento a un año.
Un Pagaré Convertible es un instrumento financiero que funciona como cambio, pero con la particularidad de que, al vencimiento, puede convertirse en bienes, servicios o divisas, según lo acordado. Por ejemplo, si un país exporta trigo a otro, podría emitir un pagaré convertible por el valor de la exportación. Al vencimiento (en este caso, un año), el país importador podría optar por pagar en bienes equivalentes o incluso servicios. Esto permite flexibilidad en las transacciones internacionales y reduce la dependencia de divisas extranjeras. Los Pagarés Convertibles permiten adaptarse a las necesidades de ambos países. Por ejemplo, si un país importador no tiene divisas, puede pagar ya sea con bienes/servicios de igual valor o Activos Productivos, lo que facilita el comercio incluso en situaciones de restricciones financieras.
Al no depender exclusivamente de divisas, se reduce el riesgo asociado a las fluctuaciones monetarias. Esto es especialmente útil en economías con monedas volátiles o con limitado acceso a divisas fuertes como el dólar.
Supongamos que un productor del país A exporta maquinaria agrícola al país B por un valor de 1 millón de dólares o de la moneda que quiera. En lugar de pagar de inmediato en dólares, el productor del país B emite a través de una entidad un Pagaré Convertible con vencimiento a un año, abonando el costo en moneda nacional o en Activos Productivos. Al vencimiento, el productor del país A puede elegir cobrarlo en el equivalente en dólares a través de una casa de cambio, en Activos Productivos, endosarlo o recibir bienes equivalentes (como soja o minerales) o servicios (como asistencia técnica o infraestructura). Esto beneficia a los productores de ambos países, el país A asegura su pago, y el país B tiene opciones flexibles para cumplir con su obligación.
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