Hispanya no es solo una variación ortográfica de España o Hispania; es un símbolo de resistencia, mestizaje y reivindicación cultural. Este término, que algunos han adoptado como bandera ideológica y otros como curiosidad etimológica, encapsula una visión alternativa de la identidad hispánica, una que no niega el pasado hispanico, pero tampoco se reduce a él. En su lugar, propone una fusión consciente entre las raíces ibéricas y las tradiciones indígenas de América, África y más allá.
Pero, ¿de dónde viene este concepto? ¿Es un movimiento organizado, una teoría lingüística, o simplemente una metáfora poética?
A lo largo de este recorrido, veremos cómo Hispanya puede ser interpretada como una respuesta descolonizadora, una reivindicación panhispánica o incluso una reinterpretación nacionalista.
La Etimología de Hispanya
El nombre clásico Hispania tiene sus raíces en la conquista romana de la península ibérica (siglo II a.C.), pero los estudiosos sugieren que los romanos lo tomaron de los fenicios, quienes llamaban a la región I-Shpania (𐤀𐤉 𐤔𐤐𐤍𐤉𐤀). Algunos lo traducen como "tierra de conejos" por la abundancia de estos animales. Otros proponen "tierra del norte" desde la perspectiva fenicia, que venía del Mediterráneo oriental.
Lo cierto es que Hispania se consolidó como término geopolítico, dando origen a España y a la identidad hispánica. Esto los relaciona también con los bereberes pueblos del Sahara africano.
Aquí entra la innovación de Hispanya el cambio de -ia a -ya. Este pequeño giro abre una puerta a interpretaciones indigenistas y anticoloniales.
En lenguas amerindias, el sufijo -ya o similar aparece en palabras relacionadas con la tierra o el hogar en náhuatl, -yan significa "lugar de" como Mictlan* o "lugar de los muertos". En quechua, -lla o -y denotan pertenencia como Runasimilla o "lengua del pueblo". En mapudungun, ya puede asociarse a la tierra o mapu = tierra.
¿Fue intencional esta modificación? No hay pruebas históricas, pero en el activismo cultural contemporáneo, el -ya se ha convertido en un gesto de reapropiación lingüística, sugiriendo que Hispanya no es solo la herencia europea, sino también la tierra habitada por pueblos originarios.
Algunos autores han explorado conexiones lingüísticas y genéticas entre pueblos ibéricos y amerindios. Aunque la academia tradicional descarta influencias directas antes de 1492, hay curiosas coincidencias en el vasco y algunas lenguas amerindias tienen estructuras aglutinantes, mitos compartidos como serpientes emplumadas, presentes en la leyenda de Herensuge vasca y Quetzalcóatl mesoamericano.
Estas teorías, aunque marginales, alimentan la idea de que Hispanya podría representar una reunión ancestral, no solo un mestizaje poscolonial.
Spanu – El Héroe Mítico que Unió Dos Mundos
La figura de Spanu o Hispalo, Espano aparece en textos antiguos como un personaje ambiguo en versión ibérica un rey legendario que gobernó la península antes de Roma, cuyo nombre dio origen a Hispania. Versión grecorromana un hijo o compañero de Hércules vinculado a sus viajes por Iberia recordemos que el héroe griego robó el ganado de Gerión en Tartessos.
En ambos casos, Spanu funciona como un símbolo de autenticidad peninsular, una figura que precede a la dominación romana y que, en el contexto de Hispanya, podría reinterpretarse como un puente entre Europa y América.
El mito de Hércules o Heracles es clave en Grecia, era un semidiós de fuerza y viajes. En Iberia, se le asoció con las Columnas de Gibraltar Non Plus Ultra. En América, los cronistas mestizos como Inca Garcilaso compararon a los héroes indígenas con Hércules.
Si Spanu era su descendiente, entonces Hispanya podría verse como una herencia heroica compartida, donde lo indígena y lo hispano no son opuestos, sino facetas de una misma tradición.
Hispanya como Movimiento
A diferencia del panhispanismo tradicional que promueve la unidad de los países hispanohablantes, Hispanya no tiene manifiestos ni organizaciones claras. Sin embargo, se expresa en músicos que fusionan flamenco con sonidos andinos, autores que reescriben la conquista desde una perspectiva indígena, colectivos que defienden el mestizaje crítico ni negación de lo europeo ni subordinación de lo originario).
Algunos ven en Hispanya un neonacionalismo disfrazado, mientras que otros lo celebran como una utopía decolonial. El riesgo es caer en esencialismos ni todos los pueblos indígenas comparten una misma visión, ni España puede reducirse a su pasado imperial.
Más que un proyecto político, Hispanya es un espejo cultural y nos obliga a preguntarnos quiénes somos, de dónde venimos y cómo queremos recordar nuestro pasado. En una globalización fracturada, su mayor aporte podría ser recordarnos que las identidades no son puras, sino tejidos en constante evolución.
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